En nuestra vida del día a día, tenemos comportamientos y patrones que repetimos constantemente, sin apenas ser conscientes. Somos puros autómatas, hacemos una y otra vez las mismas cosas y con los mismos resultados, evidentemente.
Y es que a nuestra mente le encanta automatizar las cosas. De hecho es una de sus principales funciones. Si no, párate a pensar en cómo actúas en tu día a día y te darás cuenta de esto que te cuento.
Y bueno, si esos hábitos, costumbres, automatizaciones son saludables y nos sientan bien, pues genial, adelante, bienvenidos sean.
Pero desgraciadamente no siempre es así, y muchos de esos hábitos, costumbres, patrones no nos sientan nada bien, ni a nosotros ni a nuestro entorno. Pero desde esa inconsciencia los repetimos una y otra vez y con efectos nada deseables.
Hay unos patrones de comportamiento, de comunicación muy tóxicos que están muy extendidos y que desgraciadamente forman o pueden formar parte de nuestra vida y que deterioran las relaciones ya sean personales o profesionales. Y que si no los gestionamos pueden acabar con nuestras relaciones.
Estos patrones de comportamiento a veces toman la forma de roles. Estos roles o personajes los iremos cambiando dependiendo de los entornos, los momentos y de qué posición tengamos en las relaciones personales.
En el tema de hoy trataremos los diferentes roles que habitualmente interpretamos en las relaciones.
Estos son el rol de : Salvador/a. Perseguidor/a y Víctima
¿Te suenan ? ¿te identificas con alguno de ellos?, ¿quizás con todos ?
Estas tres posiciones o roles forman parte de un triángulo, llamado el triángulo dramático, y del cual participamos tod@s en algún momento de nuestra vida, o quizás hasta siempre, si no llegamos a ser conscientes de estar interpretando alguno de ellos.
Este concepto, el triángulo dramático salió a la luz de la mano de Stephen Karpman y desde entonces ha sido de mucha utilidad por ser tan sencillo en su interpretación.

Lo primero es comentar que estar metido en este triángulo dramático, no es saludable, y es muy disfuncional para todas las personas que participan en ese drama relacional.
La mayoría de estos comportamientos son repeticiones de patrones aprendidos en la infancia, como en otros muchos casos.
En todos los roles hay una estrategia emocionalmente inmadura, para afrontar situaciones de conflicto.
Otra cosa común en todos ellos es que en ninguno, la persona asume sus responsabilidades, sino que las coloca en los demás.
No hay rol bueno, en todos hay desequilibrios y suelen ser posiciones muy polarizadas.
Para entrar en este show, este juego, solo hace falta una relación, ya sea familiar, de pareja, amistad, laboral o incluso con un@ mism@, internamente con nuestras diferentes caretas del ego.
También se puede dar el caso, como es frecuente además, que en una relación por ejemplo, una misma persona pase por los diferentes roles o personajes.
Os voy a hacer una pequeña descripción de estos roles o personajes para poner las bases y desarrollar este tema, en el que estoy seguro te podrás idénticar con alguno o con todos, pues tod@s de una manera u otra hemos pasado por ciertas situaciones como las que te voy a compartir.
ROL SALVADOR/A

Estas personas tienen una preocupación exagerada por las necesidades de los demás. Se quieren comprometer en ayudar al mundo entero, a todas las personas, y en la mayoría de las ocasiones sin que se lo pidan. Se sienten responsables del bienestar y hasta de la felicidad de sus semejantes.
Se sacrifican por los demás asumiendo cometidos que no les corresponden o toman decisiones que satisfagan a los demás, aunque puedan ir en su contra.

Es habitual en este tipo de personas que pretendan encubrir, justificar, proteger a las personas de su entorno. Esta postura hace un flaco favor a todas estas personas a las que creen que ayudan, pues les impedirán que puedan afrontar sus problemas de manera efectiva y tomando acción.
Estas ayudas aparentemente desinteresadas les ponen en posiciones de superioridad, al tener como creencia de que esas personas necesitan ser salvadas porque quizás no sean capaces de hacerlo por ellas mismas.
En este rol, hay una tendencia a huir de los conflictos. Suelen evitar los temas escabrosos y las disputas.
En ocasiones su manera de comunicarse es confusa e indirecta, con la creencia de que puedan decir algo inoportuno o desacertado y crear incomodidad a sus interlocutores. Esta manera de actuar les puede llegar a convertir en encubridores pasivos, y hacerse cómplices de alguna manera de conductas inapropiadas de las personas a las que creen que ayudan.
Características distintivas del salvador/a
Excesiva preocupación por los demás, ocuparse del otro abandonando sus propios intereses en ocasiones.
Tomar responsabilidades, obligaciones, culpas que no son suyas.
Buscar el reconocimiento y el cariño constantemente a través de sus buenas acciones y predisposición.
Evitar los conflictos, calmar las situaciones, apaciguando a las partes.
Ocultar situaciones incómodas y maquillar todo como si nada pasara.
Cargar con temas que no son suyos.
Apoyar, aconsejar, defender ( aun cuando nadie se lo pide)
En últimas buscan la aprobación. Sentirse querid@s a través de hacerse y sentirse indispensables. Llegando a autoculparse y al sacrificio.
ROL PERSEGUIDOR/A

Siempre con el dedo acusador por delante, con el juicio y la crítica. Estas personas están siempre en posesión de la verdad, suelen ser intransigentes y acusadores, especialistas en buscar los defectos, los fallos y en presionar. Buscan los puntos débiles de las otras personas para ponerlos en evidencia.
Muchas veces atacan para no ser atacados, para no mostrar su vulnerabilidad o carencias. Se reafirman a sí mismos arremetiendo contra los demás. Sus herramientas preferidas son: criticar, culpabilizar, amenazar, protestar, sermonear, desacreditar, poner motes, desprestigiar. etc, siempre exhibiendo poder y superioridad.

Siempre van a estar en lucha, queriendo tener la razón, agobiando, controlando e intentando cambiar a las personas o situaciones de manera agresiva e intimidando.
Buscan el defecto, el fallo en los demás y no son capaces de ver los suyos propios. En esto hay cierta vergüenza e inseguridad, que tapan polarizándose al lado extremo.
Estas personas están pendientes de los demás pero desde el lado opuesto al de los salvadores. En este caso desde el lado negativo de la desaprobación permanente, acusando y avergonzando a sus víctimas. Haciéndoles sentir mal.
Dentro de sus inseguridades, están la de no sentirse lo suficientemente buenos, y perfectos. No sentirse reconocidos.
Características distintivas del perseguidor/a
Tener el control y el mando. En ocasiones también busca aliados para machacar al oponente.
Actitud acusadora y condenatoria.
Polarizarse continuamente. Conmigo o contra mi. Blanco o negro.
Querer ser visto como referente y un ejemplo a seguir. No tolera opiniones contrarias.
Indignación y mal humor casi constante.
Arrogancia y sentirse por encima del bien o del mal.
Creerse en el derecho de que los demás actúen de la manera que deseen.
Ocultar y rechazar su vulnerabilidad.
En últimas buscan el control. Recurren a la crítica, con la rabia y la cólera.
ROL VÍCTIMA

Buscan a alguien que les ayude, que les compadezca, no se sienten capaces de afrontar los temas sean del ámbito que sea. No son responsables de nada, todo les pasa. Se centran en buscar culpables en lugar de buscar soluciones.
Siempre tienen un sí,pero … para no tomar acción o tomar cartas en el asunto. Siempre se sienten injustamente agredid@s, por las personas, por la vida, todo está en su contra.
Su posición siempre es de inferioridad, de indefensión. Son Inmovilistas y esto es un gran alimento para el sufrimiento. Buscan llamar la atención, y si no lo consiguen manipulan el entorno para hacerse notar. Esta actitud provoca en las personas que les eviten o que no les cuenten cosas para no preocuparles. Es bastante probable además que agoten la energía de las personas a las que demandan atención y cuidados, por lo que se les llama también vampiros energéticos.

Les acompaña también siempre un sentimiento de maltrato, de sentirse vacíos, dolidos, traicionados, abandonados e incomprendidos. Esto les crea un estado de alerta y preocupación constante que les hace estar muy susceptibles y se sienten ofendidos y heridos a la mínima. Les hace estar a la defensiva casi constantemente.
Por otra parte existe un alto estado de dependencia, que puede ser emocional, física o financiera. Esta dependencia deriva en muchos casos a producir cierto rechazo y resentimiento hacia esas personas que les han ayudado, al sentirse inferiores o no sentirse lo suficientemente valorados o ayudados.
Características distintivas de la víctima
Incapacidad en la toma de decisiones.
Sentirse indefensos, inseguros, débiles.
Incapacidad de cuidarse a sí mism@s, dependencia de las personas y entorno.
Sentimiento de ser inadecuad@ o de la inoportunidad.
Tener siempre un pero, “si pero” … no tomar acción.
Buscar siempre culpables, no responsabilizarse.
Sensación casi constante de bloqueo, parálisis.
Estar muy influenciados por pasados negativos y proyecciones a futuros catastrofistas.
En últimas buscan seguridad. La vergüenza y los temores forman parte de su vida constantemente.
Estas serían las características generales de cada rol. Seguro que has podido identificar a algunas personas con esos roles y comportamientos, e incluso tu mism@ ¿verdad?
Podemos tener una tendencia a estar en unos de esos roles, pero también es habitual que entremos y salgamos de ellos según las circunstancias y las personas de las que nos rodeemos. Por ejemplo podemos tener el rol de salvador en el trabajo y el de acusador en la pareja.
En todos los casos, estar inmersos en este show del triángulo dramático, es altamente disfuncional. Ya que crean relaciones y protocolos de actuación muy tóxicos que se retroalimentan, llegando a convertirse en maneras habituales de relacionarse, y que tristemente se normalizan, deteriorando las relaciones profundamente.
En este tipo de relaciones tóxicas se revelan claramente las sombras que todas las personas tenemos, como las dependencias, inseguridades, agresividades, exigencias, victimismo, vanidades, miedos, control, bloqueos, posesión etc etc.
En últimas se busca la aceptación, sentirnos querid@s por una parte o protegernos del dolor por otra.
MOVIMIENTO ENTRE LOS DIFERENTES ROLES

Es muy probable que vayamos pasando por los diferentes roles dependiendo de nuestros estados emocionales, así como de las diferentes circunstancias en las que nos encontremos.
Por ejemplo:
Ya sabemos que el salvador siempre está en disposición de atender, salvar y hasta de hacer cosas que no le corresponden a otras personas. Esta disposición le viene como anillo al dedo a la víctima, que siempre requiere de cuidados y atenciones.
Esta relación llevada al extremo, hará que la víctima se sienta cada vez más inútil y que sea más insegura. Esto a su vez hará que el salvador quiera salvar y ayudar más a la víctima, creando una dependencia tóxica que no benéfica a nadie, ya que ninguna parte consigue sus objetivos. El Salvador ve que sus esfuerzos son en balde y la víctima piensa que no es suficiente por ejemplo.
Llegado este punto se produce una insatisfacción por ambas partes, ya que la víctima puede demandar más y más, al no sentirse suficientemente atendida o sentirse infravalorada o inferior y echarlo en cara al salvador o al perseguidor ( si fuera el caso) y es en este momento cuando la víctima pasa a ser el perseguidor.
Otro escenario posible es que el salvador, al no sentirse reconocido y harto de ayudar a la víctima pase a ser perseguidor, acusándolo y recordando todo lo que hace mal, o lo que deja de hacer. ( no haces nada bien, no haces lo que yo te digo, poco te pasa …
También se puede dar el caso en el que el salvador al no sentirse recompensado pase a modo víctima, entrando en modo queja, culpa, (porque nadie me agradece, con lo que hago yo por ti…)
En definitiva los roles se mueven y se interrelacionan constantemente desde una toxicidad que deteriora las relaciones y donde además ninguna de las partes se siente reconfortada o reconocía, con lo cual el drama y el sufrimiento están garantizados.

COMO SALIR DEL TRIÁNGULO DRAMÁTICO
El 1 PASO : Hacerte consciente que estás inmers@ en este show del triángulo dramático. Y por otra parte ser consciente también del rol o papel que estás interpretando.
2 PASO. Responsabilizarte de tu bienestar. Elegir conscientemente cuidarte y autogestionarte.
3 PASO. Elegir conscientemente dejar de jugar en este show. Dos no se pelean si uno no quiere. Salir de este juego tan tóxico.
Dejar de sentirnos víctimas o de buscar a quien salvar o perseguir. La respuesta no está fuera, está dentro.
No es lo que pasa, si no lo que nos contamos qué pasa.
No es lo que pasa, si no lo que hacemos con lo que pasa.
Responsabilizarnos de nuestras acciones. Ya sabemos que es más fácil culpabilizar que responsabilizarse. De hecho es lo que más hacemos, pero ese no es el camino. Ya que ponemos el foco en culpabilizar o victimizarnos en lugar de buscar soluciones y transformaciones que dependan de nosotr@s.
Ser pro-activ@s y dejar de ser re-activ@s y salir de nuestros mecanismos automáticos y repetitivos por los que vamos en la vida sin ser apenas conscientes.
Elegir nuestras respuestas y acciones conscientemente. Trabajar las emociones
En últimas y para todos los roles un tema común es madurar, y pasar página de patrones infantiles que repetimos y repetimos sin ser conscientes y lo que es peor, a veces hasta conscientemente.
Áreas de mejora para cada rol.
SALVADOR/A
En primer lugar, ser muy conscientes de que no somos responsables de nadie, solo de nosotr@s mism@s.
Ni tampoco somos salvadores de nadie, cada persona tiene que vivir y experimentar sus propias experiencias. La sobreprotección puede generar los efectos contrarios y dejar a esa persona a la que queremos salvar más indefensa y con menos recursos y experiencia.
Reconocer nuestro propio valor, sin necesitar la aprobación de los demás.
Intervenir solo cuando nos lo pidan, o por lo menos preguntar si la persona necesita de nuestros apoyo.
Mejor acompañar que salvar. Acompañar desde la escucha activa. Muchas veces lo que más necesitamos simplemente es que se nos escuche, sentirnos escuchados profundamente es sanador.
Acompañar desde la humildad y reconociendo las capacidades de la otra persona. Todas las personas son completas, creativas y llenas de recursos, y podemos facilitar que estas personas saquen su mejor versión, pero teniendo claro que son ellas las que tienen que trabajar y tener sus propias experiencias.
Entrenar la asertividad. Aprender a decir no, a poner límites.

Ocuparnos más de nuestras propias necesidades, reconocer que nos falta, que nos sobra y ocuparnos de nosotros, para que desde esa plenitud poder acompañar a otras personas. No podemos dar si no tenemos.
Ser conscientes desde donde damos ese apoyo, ese acompañamiento y que sea de manera desinteresada y auténtica, no esperando nada a cambio, o hacerlo por tapar nuestras carencias. Me ocupo de ti, para sentirme bien. Me ocupo de ti e indirectamente me ocupo de mi.
Y como siempre esto es una cuestión de equilibrio, ayudar está muy bien, pero hay que ver en qué medida, de qué manera, cuándo, cómo y no pecar de exceso o defecto.
PERSEGIDOR/A
Como primer paso, hacernos conscientes de que no somos jueces de nadie, ni de nada. Que no estamos en posesión de la verdad absoluta. Que hay mucha variedad y diversidad en las maneras de entender la vida.
Ser conscientes de que huimos de nuestro propio dolor. De que vemos la vulnerabilidad como una debilidad y nos polarizamos siendo duros e insensibles con los demás.
Que usamos la acusación y el castigo para no reconocer imperfecciones y carencias que no somos capaces de reconocer o gestionar.
Tenemos que trabajar en descubrir qué hay detrás de esos enfados. Dejar de luchar con nosotr@s mism@s.
Gestionar y equilibrar el exceso o falta de exigencia con nosotr@s y que luego proyectamos en los demás de manera agresiva.
Trabajar la empatía y la asertividad con las personas que forman parte del conflicto. Hablar de manera calmada y afectiva. Evitar las toxinas en la comunicación
Responsabilizarnos de nuestros estallidos de cólera o cambios de humor.
VÍCTIMA
En este caso el punto de partida es reconocer que nuestra actitud es inmovilista. Y que dejemos de gastar tiempo y energía en buscar culpables y que nos responsabilicemos.
!!Ponga un culpable en su vida y se acabaron sus problemas !!
Es el eslogan preferido de este perfil.
El primer paso es la aceptación, como en todo proceso. En este caso desde una madurez consciente, y abandonar roles infantiles y de indefensión que asumimos inconscientemente cuando estamos en modo víctima.
Responsabilizarnos y ser conscientes de que somos l@s únic@s responsables de nuestra vida, acciones y respuestas. Y por supuesto de las consecuencias.
Tomar acción y comprometernos a encontrar soluciones, con nuestros recursos y habilidades.
Confiar más en nosotros, en la vida. Fluir en lugar de luchar contra lo que es, y lo que pensamos debería de ser.
Hablarnos de manera amable y cuidadosa, elegir nuestros pensamientos, elegir ser nuestr@ mejor amig@
Contactar con nuestro cuerpo, por medio de las emociones. Permitirnos conocer cuales son y qué mensaje nos traen. ¿Qué hay detrás de la rabia, la tristeza, los celos, los temores ? Y empezar a trabajar en ello.
Equilibrar nuestra autoestima. Cuidar nuestro vocabulario tanto interno, como externo. Que nos contamos y de qué manera. Hablarnos con amabilidad y con compasión cuando no salen las cosas como esperamos.
Apostar por la celebración y la recompensa, en lugar de por el castigo.
CONCLUSIONES
- En todos los casos el primer paso es hacerse consciente de que estamos participando de este show del triángulo dramático.
- Hacernos conscientes de que todos los roles son tóxicos y disfuncionales y no aportan nada bueno a las relaciones.
- Y que solo de nosotros depende salir de ellas.
- No participar de este show será el comienzo de otro tipo de relación más sana y equilibrada.
Hacernos conscientes de estos patrones, de estos roles es un gran paso. Es aquí donde disciplinas como el coaching pueden aportar mucha información y mucha consciencia sobre estos automatismos tóxicos que muchas veces ejercemos sin apenas ser conscientes.
Recuerda que en últimas el coaching es un proceso de autoconocimiento, de autodescubrimiento y de autorresponsabilidad. Fortaleciendo tu autoestima, y dándote seguridad y confianza para acometer tus temas del día a día.
Cierto es además que ese es uno de los temas que más trabajo como Coach personal y dentro del coaching emocional, ya que este tipo de comportamientos disfuncionales afectan a muchísimas personas ya sea en el ámbito personal o en el profesional.
Así que hoy ya sabes un poquito más de este tema, ahora lo que te queda es llevarlo a la práctica. A ejercer tu gran poder que es la elección.
Elegir qué tipo de relaciones quieres, qué persona quieres ser, qué quieres y puedes aportar a las relaciones y desde donde. Desde qué actitud e intención.
Y como siempre, prueba y comprueba, porque sin experiencia no hay aprendizaje.
Te dejo también un vídeo sobre este apasionante tema.
Te deseo un feliz dia 😄
Pedro Serrano
Tu coach Emocional y Ejecutivo.