Vivimos en una sociedad en la cual el sufrimiento está muy integrado. Incluso justificado y aceptado como una manera de vivir ciertas situaciones.
Hay una frase que tengo muy presente en mi día a día y que tiene 2.500 años de antigüedad, y que refleja que esta manera de posicionarse en la vida siempre ha estado presente. Procede de un ser iluminado como Buda, que nos decía que: El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Ambos aspectos forman parte de nuestra vida, y suelen ir muy de la mano, pero no son lo mismo. El dolor es algo natural, real, y que está muy presente en nuestras vidas y que aparece de muchas maneras lo queramos o no.
Desde el dolor físico, al dolor emocional y mental. Dolor que experimentamos cuando hay una pérdida de un ser querido, un amor que se acaba, o circunstancias adversas de vida que nos descolocan y generan dolor.
Hay una tendencia natural en las personas a evitar el dolor, pero el dolor es también una experiencia de vida, que una vez pasada nos puede aportar muchos aprendizajes. Pasar por el dolor para luego sanar, son caminos que debemos de transitar en muchas ocasiones nos guste o no.
Otro tema es el sufrimiento, que es el efecto que genera el dolor inicialmente, pero que es opcional sobre todo en duración e intensidad, y es muy subjetivo y podemos mantenerlo en el tiempo muchísimo tiempo después de que haya pasado el acontecimiento que nos causó el dolor.
El sufrimiento se mantiene en el tiempo de manera asistida por medio de las emociones y pensamientos que de manera consciente o a veces inconscientemente provocamos.
Recordar los acontecimientos que provocaron el dolor, desencadena en nuestra mente y cuerpo reacciones que nos conectan nuevamente con esa experiencia. Y para nuestra mente es igual de real que cuando pasó realmente. Así que volvemos a experimentar ese sufrimiento aun no siendo verídico en ese momento.
Esa acción continuada genera un hábito. Y con el tiempo y repetidamente puede llegar a convertirse en un rasgo de la personalidad. Así podemos identificar y reconocer al tipo de personas que se instalan en el victimismo, en el resentimiento y en la búsqueda de culpables. Los sufridores o sufridoras ¿conocen a alguien así ?
El victimismo alimenta el sufrimiento, nos evade de ser responsables y nos aleja de la aceptación. Las personas en esta situación siempre tienen un ¿Porqué a mi ? Y no aceptan la situación que les produce el dolor. No se enfrentan al dolor. No actúan, se instalan en la queja. Buscan a la persona que los saque de esa situación. Buscan llamar la atención y en ocasiones manipulan al entorno por medio de ese sufrimiento.
En el estado de víctima, el pasado tiene más peso que el presente, siendo esta creencia profundamente dañina para la persona que está en esta situación.
Sufrir es no soltar, no aceptar, no responsabilizarse y es un gran peso que llevamos a nuestras espaldas y que solo de nosotros depende aligerar. Es un inmovilismo, incómodo que muchas veces se llega a normalizar, llegando a convertirse en una manera de vivir.
Otra gran fuente de sufrimiento es el apego. Apegarnos a alguien o a algo siempre termina produciendo sufrimiento. Y lo peor de todo, es que la mayoría de las personas no saben que tienen esos apegos o no lo perciben como algo negativo.
¿CÓMO DEJAR DE SUFRIR?
Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma (Carl Jung)
La aceptación es el primer paso para que se produzca la transformación.
Aceptar que estamos sufriendo en primer lugar. Aceptar lo que es, lo que hay, tal y como es, tengamos o no control sobre ello.
Ojo, que aceptar no es resignarse, “eso en realidad es no aceptar” , como tampoco lo es, estar de acuerdo. Simplemente es aceptar sin resistencia lo que hay, lo que es.
Conoces la frase : Todo lo que no aceptas te hace sufrir.
Piensa en un tema que te haga sufrir, y a continuación reflexiona que no aceptas de ese tema. Seguramente será algo que todavía no has aceptado. Eso será un primer gran paso para empezar a trabajar en ti.
En las sesiones de coaching, el tema del sufrimiento está presente muy a menudo, y con buenas preguntas el coach hace consciente a la persona, de cosas que todavía no ha aceptado, que todavía no ha soltado y que le producen sufrimiento.
En otras ocasiones es descubrir apegos, que consciente o inconscientemente les tienen dependientes y hasta esclavizados.
Los apegos son grandes generadores de sufrimiento, y son muy variados, desde apegos a personas, cosas, situaciones, a estados emocionales… etc. Lo queremos todo siempre y en todo momento, y sin eso no somos felices, sin eso sufriremos, creemos erróneamente.
El apego es la herramienta preferida del ego.
Así que cultivar el desapego, es también un ejercicio, una práctica que debemos de tener muy presente en nuestro día a día.
Hazte consciente de que el desapego es el arte de soltar, de dejar ir, de fluir y no resistirse. Ser independiente y libre emocionalmente.
No es que todo te de igual o que nada te importe, como erróneamente se llega a juzgar este término. El desapego busca que nada te posea, que no seas dependiente de nadie ni de nada.
Desapegarse no es nada fácil ni rápido, pero es el camino y el antídoto para dejar de sufrir, pero además sana otras muchas cosas como : la ira y el rencor, la ansiedad en las expectativas no cumplidas, dependencias emocionales, dependencias materiales, miedos por el que dirán…
Y hablando de apegos …
¿Qué prefieres que te digan ? ¿Te quiero? o ¿ Te amo?
Pedro Serrano
Tu coach Personal y Ejecutivo.